Dos movimientos aparentemente contradictorios están permeando la elaboración de políticas económicas globales. El primero es el refinamiento, extensión y arraigo de métodos ortodoxos de elaboración de políticas a través de las negociaciones de los acuerdos megarregionales. [1] Esta ortodoxia –la cual ha prevalecido desde la década de 1980– surgió como reacción ante el legado de problemas de la era de políticas keynesianas de demanda e intervenciones de políticas industriales. Desde 1980, el ingreso promedio global per cápita real fue de 1,8%, es decir, 0,8% menos que el 2,6% registrado en la era keynesiana de políticas de demanda ( Maddison, 2014 ). Esta desaceleración en el crecimiento ocurrió aun con la explosión de innovación detonada por la llegada de la computadora; el pronunciado crecimiento en la inversión y el comercio; y la posibilidad de propagar tecnología e ideas a través de Internet. Esta era lanzó estructuras económicas que, según políticos en todo el mundo, 1) no ofrecen la cantidad o tipo de trabajos necesarios para un buen desempeño del mercado y 2) carecen de la combinación de manufacturas necesaria para anclar la producción de conocimientos y mantener las capacidades necesarias para captar una porción de las industrias incipientes de nuestra época,...
Written by Dan Ciuriak, Harsha V. Singh